Esas señales están por todas partes, lo que ocurre es que, en muchas ocasiones, y por pura conveniencia no queremos verlas, o al menos no queremos verlas tal y como son, sino que las adaptamos a lo que creemos que más nos interesa en cada momento.
Cada momento que vivimos es una señal, cada experiencia es una señal, cada acción es una señal, cada inacción es otra. Toda nuestra Vida está repleta de ellas. En las cosas que vemos, en los pensamientos que tenemos, en las emociones que sentimos, las señales están por todas partes, intentando que las comprendamos y que las gestionemos. Las señales están deseando jugar a nuestro favor, aunque para ello debemos tener la valentía, y el coraje de querer interpretarlas tal y como realmente son.
Cuando las cosas marchan bien, las señales son muy claras: Una invitación a reforzar nuestra forma de hacer, con humildad, aunque también con determinación, y siempre celebrando lo conseguido para que nos sirva como impulso motivador para continuar adelante.
Cuando las cosas no marchan tan bien, las señales nos dicen que debemos ser capaces, en primer lugar, de hacer autocrítica para ver qué es lo que no estamos haciendo bien para, de ese modo, cambiar la dinámica. Dejar de lado la autocrítica constructiva, no es más que dar el primer paso en el que camino que nos conducirá a la mediocridad. Un camino en el que las señales que nos encontraremos, y las situaciones que viviremos, no serán demasiado positivas.
Al lugar en el que nos encontramos actualmente no hemos llegado por casualidad, sino que para llegar hasta él, toda un conjunto de acciones, decisiones, pensamientos, experiencias y circunstancias se pusieron en marcha para traernos hasta aquí. Si lo que tenemos en este mismo instante, o el lugar en el que estamos no es lo que queremos, ahora mismo es el momento en el que podemos empezar a cambiarlo. ¿Lo veis? Siempre hay una señal. Eso sí, siempre que queramos verla como una oportunidad. Si la vemos como un problema, y comenzamos a repartir culpas y excusas, jamás saldremos de esa situación, o de ese lugar. Y es que, aunque cada cual se engaña de la manera que más le gusta, las señales nos dirán qué clase de persona es quien maneja ese tipo de comportamiento.
Todas las experiencias acumuladas y todos los aprendizajes adquiridos hasta ahora en nuestra Vida son magníficas señales que, no sólo nos han traído hasta aquí, sino que nos están enseñando el camino que debemos recorrer. Son señales de un valor incalculable y cargadas de motivos ilusionantes, invitándonos a poner en juego nuestra mejor actitud, nuestros valores más sólidos y nuestro compromiso con todo aquello que un día nos propusimos alcanzar.
Siendo capaces de ver, e interpretar de manera adecuada todas y cada una de las señales que la Vida pone a cada instante en nuestro camino, estaremos preparados para hacer de nuestra existencia una experiencia inolvidablemente positiva, algo para lo que sin duda alguna, todas las personas estamos absolutamente preparadas.
José Lorenzo Moreno López
©jlml2019
Comentarios
Publicar un comentario