Tirar la toalla nunca es una opción, y mucho menos cuando las situaciones son poco favorables, porque justamente entonces es cuando los avances y progresos que realicemos serán mucho más evidentes. No se trata de ser falsamente optimistas, sino realmente positivos, ya que cuando lo que intentamos conseguir tiene un valor considerable, todos los pasos que demos para alcanzarlo también lo serán.
Que algo sea complicado, no significa que no exista al menos una posibilidad de conseguirlo. Las adversidades existen, aunque solamente estaremos en disposición de superarlas cuando dejemos a un lado las excusas que nos impiden avanzar, y las sustituyamos por acciones cargadas de sentido, determinación y motivación, algo que nadie nos podrá arrebatar jamás, porque dependen exclusivamente de nosotros.
Esperar sentados a que las cosas cambien por sí solas, o que las condiciones sean las ideales, no es más que una absurda, mediocre y cobarde pérdida de tiempo. El tiempo por sí sólo, ni cura, ni cambia nada. Somos nosotros, con nuestra capacidad de actuación los que tenemos la responsabilidad de hacer que ese tiempo sea lo verdaderamente valioso que sin duda es.
Aceptar las situaciones como son, es la primera medida a tomar. Eso no tiene nada que ver con la resignación. La aceptación tiene mucho que ver con la responsabilidad. Como responsabilidad también es saber adaptarnos a cualquier situación, y hacer algo al respecto, por muy incómoda que nos pueda resultar.
Si ningún momento es bueno para quejarse, cuando algo no marcha bien, lo es aún menos, porque ese preciso momento lo que está demandando de nosotros es nuestra mejor versión, cargada de creatividad, compromiso, y sobre todo de mucha capacidad de adaptación y acción. ¿Haciéndolo tendremos garantía de que todo cambiará? Claro que no, aunque si no lo hacemos si que tendremos la seguridad de que todo irá aún peor.
Cuando no conozcamos el verdadero camino, o cuando creamos que los retos son complicados, entonces tendremos una segura certeza: Estamos delante de una verdadera oportunidad.
La Vida no trae ticket regalo, ni vale de devolución, ni ningún tipo de garantía, por lo que nunca podremos estar seguros de que haciendo algo al respecto con las cosas que no van bien, todo cambiará para mejor. Lo que sí nos regala cada día es la posibilidad de intentarlo, por lo que, si somos capaces de aprovecharlo, estaremos delante del camino que nos conducirá al éxito. Ese que a veces nos cuesta tanto encontrar, y que lo único que espera es que tengamos el coraje y el valor de comenzar a recorrerlo.
José Lorenzo Moreno López
©jlml2019
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