"Y ahí estaba. En la andén del Desengaño. Esperando al Tren de las Promesas Perdidas. Ese que recorre la distancia entre las estaciones de "Falsas Expectativas" y "Desmotivación, y al que muy a su pesar le sacaron billete solo de ida. Y es que cuando una va a "Desmotivación" es muy difícil que regrese, y todo porque alguien no supo gestionar a tiempo el corto plazo..."
Aunque pueda parecerlo, no es el título ni el principio de la nueva novela de Danielle Steel, y que luego se convertirá en mini serie de televisión de sobremesa de algún canal venido a menos. Es solamente una reflexión terrenal de una palabra escrita en plural que marca el antes y el después del desarrollo y evolución de las personas: Promesas.
A ese tren, al de las Promesas Perdidas, somos nosotros en muchas ocasiones los que obligamos a subir a las personas que componen nuestros equipos. Y digo obligamos, porque cuando las promesas no se gestionan correctamente, corremos el riesgo de enviarlos rumbo a ese destino, al que luego además tenemos la frivolidad de preguntarles como han llegado hasta allí, y que no es otro que a la desmotivación, y al que ellos tal vez no querían ir, pero al que se han visto abocados por un responsabilidad o decisión en la mayoría de las ocasiones, ajena a su voluntad, y todo por una mala gestión de las promesas.
De hecho no tendríamos que hacer distinción entre reales y falsas promesas. Un Líder real no debería prometer nada, y mucho menos hacerlo cuando esa promesa no depende directamente de él.
Tristemente hay mal llamados Lideres que subsisten gracias a ellas. Van "tapando agujeros" o cubriendo el expediente a base de prometer, prometer y mas prometer a las personas, diciéndoles que tendrán algo, o serán tanto y cuanto una vez esas promesas se cumplan. Con ello, en realidad, lo único que están haciendo es gestionar el corto plazo, sin ser conscientes de que el momento de cumplir esas promesas llegará antes o después.
Una promesa sin una base sólida que nos asegure poder cumplirla, es un recurso fácil, una herramienta de mediocres que no miran más allá de ir superando un día tras otro.
"En la mayoría de ocasiones, la única diferencia entre una persona que estaba motivada y ahora no lo está, reside en una promesa recibida a destiempo"
Y no hablo de promesa incumplida, sino de mal realizada, porque, evidentemente, si no se realiza alegremente, después no habrá que cumplir con ella. Vamos, ¡¡de cajón!!
Como si no tuviesen bastante con incumplir sus promesas, estos mal llamados gestores, suelen ir mas allá, ya que se permiten hablar de las personas a las que han enviado a "Desmotivación" en términos como: "¿has visto como no valía?", "sabía yo que ocultaba algo", "no entiendo porque está desmotivado", etc, etc.. Y si que lo sabe, ¡¡vaya que si lo sabe!! Eso sí, por la cuenta que cree que le trae, nunca lo reconocerá.
Exigir a las personas que gestionen las promesas o las expectativas no es lo mas correcto, sino que nosotros como Lideres, debemos ser los que tengamos la capacidad de motivar o generar el compromiso de nuestros equipos a base de hechos concretos y acciones alcanzables ante las cuales podamos responder haciéndonos responsables de las mismas.
"No pretendo que hagas algo porque yo quiera. Aspiro a que lo hagas porque tú quieras hacerlo"
Todos tenemos que ser responsables de nuestras acciones, y que una promesa realizada en un momento determinado no se cumpla no es razón determinante para que una persona deje de hacer su trabajo correctamente, pero que afecta e influye, es algo indudable.
Siempre es mejor la verdad y la realidad, por complicada que sea, mas que una falsa promesa por muy resultadista que sea en el corto plazo. Y es que una promesa está para cumplirse, mejor aún, para no hacerse.
"El Tren de las Promesas Perdidas sale todos los días, y va cargado de mucho talento. Talento que no se ha sabido gestionar correctamente en el momento oportuno. A los mandos de la máquina estamos nosotros. El tren se aleja y con él los sueños de muchas personas que estaban dispuestas a dar lo mejor de si mismas, y a las que hemos obligado a subir a ese tren por nuestra propia incompetencia..."
Este podría ser el final de la novela. Así que, en lugar de ser los maquinistas del tren de las promesas perdidas, trabajemos para ser Líderes generadores de compromiso, entusiasmo, implicación y motivación. Algo que es realmente lo que nuestras Organizaciones y Empresas esperan de nosotros cuando nos ponen a los mandos de sus equipos.
José Lorenzo Moreno López
©jlml2019
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