En ese momento me pregunté, ¿por qué tanta insistencia?. Y me dí cuenta rápidamente, de que era un hábito que había adquirido desde chiquitín y que por eso, automáticamente le funcionaba. Y no sólo eso, sino que yo, por supuesto, tuve que hacerlo también. Había pasado de LIDERAZGO a LIDERHAZLO.
Y es verdad. Cuando adquirimos hábitos mecanizamos muchas de nuestras funciones y tareas diarias. Os pondré un ejemplo muy claro y visto en otras ocasiones. Conducir. Seguro que todos recordáis cuando hicisteis las primeras prácticas para obtener el carnet. Teníamos que fijarnos en los pedales para ver cual era el que teníamos que utilizar, o echar un vistazo a la palanca de cambios para ver cual había que poner en cada momento. Ahora seguro que para todos los que conducimos es una cosa natural, y todo tan simple porque lo hemos convertido en hábito.
Podríamos deducir de todo esto que, el incorporar hábitos positivos en nuestro día a día, nos facilita la ejecución eficiente de muchas de nuestras funciones, sin apenas darnos cuenta.
Yo, en cierto modo, discrepo de la incorporación de hábitos continuamente. No porque no den resultado, sino porque el crearnos hábitos nos obliga a realizar en cierta medida, cosas de las que no tenemos interés en realizar. ¿De otro modo que sentido tendría crear hábitos?.
Toda creación de un hábito positivo pasa por la CREENCIA REAL de que haciendo algo mecánicamente conseguiremos un resultado. Si un fumador cree realmente que en lugar de encenderse un cigarro después de comer, el crearse un hábito positivo de comerse un caramelo redundará positivamente en su salud, lo hará sin ningún problema. Otra cosa es que tenga que crearse un hábito desagradable en éste caso porque se lo ha dicho el medico, como sería comerse un caramelo cuando realmente lo que le apetece es fumarse un cigarrillo.
Por tanto, podemos deducir que no existe ningún hábito que funcione con más eficacia que el que viene desde nuestras propias creencias internas. Ninguna imposición convertida en hábito funciona a largo plazo, porque siempre encontraremos una excusa para desistir de él. Un hábito positivo no es más que la creencia de que a través de él tendremos la posibilidad de encontrar un resultado positivo. El hábito es el camino.
Ahora me pregunto, ¿qué procedimiento con tan sólo tres años ha incorporado mi hijo para lavarse las manos y los dientes después de comer todos los días?. Ya lo tengo, la insistencia de mi mujer día a día. Desde ese mismo momento pensé, ¿porqué no aplico el mismo sistema que aplica mi mujer con mi hijo y lo incorporo a todos mis nuevos propósitos?. Porque tan sólo la PERSISTENCIA, la PERSEVERANCIA y la CONSTANCIA, consiguen grabar en nuestras costumbres los hábitos positivos que necesitamos instalar en nuestras vidas para conseguir los mejores resultados.
Y aquí sigo, intentando crear hábitos positivos desde la creencia de que son el camino hacía el exito, al igual que mi mujer (con mi poca ayuda por la distancia) se propuso un día con la educación de nuestro hijo. Gracias Pilar.
José Lorenzo Moreno López
José Lorenzo Moreno López
Buen post.
ResponderEliminarGracias José Carlos por valorarlo positivamente. Un saludo.
EliminarEstoy convencida de que los niños y las niñas son perfectos profesor@s en las cosas más importantes de la vida; pero el problema es que no sabemos ni verlo ni valorarlo.
ResponderEliminarY en el caso de tu hijo, de tal palo....
Por favor Myriam, necesito que me digas cual es el secreto para saber dar continuamente ese feed back tan poderoso y motivador que das tu. Un verdadero lujo contar con tus comentarios. Un saludo.
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