Un líder sabe que debe estar apostando continuamente. Eso genera un riesgo, y es que puedes ganar o puedes perder, pero siempre debemos de abrirnos a la posibilidad de que realizando cualquier tipo de acción podemos conseguir el éxito.
Hay una frase muy buena que tiene varias formas de presentarse, pero que en el fondo viene a decir que "si siempre hacemos lo mismo, siempre conseguiremos lo mismo". Yo adaptándola al liderazgo la transformaría en, "si siempre haces lo mismo, ¿que haces aquí??. Y es cierto, un líder que no tenga la capacidad de arriesgar, de cambiar las cosas, de mirar el futuro con una perspectiva más amplia, está dejando de ejercer dicha labor, ya que si las cosas van mal, no hay nada peor que no hacer nada. Aunque iría más lejos, y es que aún cuando las cosas marchen bien, también hay que ir cambiando. Esto es un valor principal para el crecimiento de la personas y el desarrollo de su talento. El no conformarnos con lo que tenemos y buscar nuevas vías de excelencia que nos conduzcan a resultados mejores. Alguien puede decir, "es que todo me va bien", pero ¿porque no hacer algo para que te marche mejor aún??. En ocasiones, el conformismo puede precipitarnos hacía una zona de comodidad donde es muy fácil que se instale la mediocridad. Por ello, el tener unas expectativas altas, pero reales, son las que "espantan" a ese mediocridad y le hacen sitio a la continua búsqueda de la excelencia.
Claro, apostar tiene dos resultados, ganar o perder. Conlleva asumir riesgos. Los riesgos los tenemos desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, y sin embargo todas las mañanas nos ponemos en marcha. La clave está en ser capaces de correr riesgos por algo que merezca la pena. No se trata de apostar por apostar. Se trata de invertir el tiempo y los recursos en busca de un objetivo que nos permita cambiar o mejorar las cosas. Lo que no tendría sentido es arriesgarnos por algo que no valga la pena.
Si nos paramos a pensar, todos en algún momento hemos corrido algún riesgo, y sin embargo, lo más probable es que nos hayan ayudado a mejorar y a hacer que ahora nos encontremos en el lugar en el que estamos, porque aunque hayamos cosechado derrotas estas nos han servido como experiencias de vida.
Entonces, ¿porqué no arriesgarnos a conseguir el éxito y la excelencia?. Si el riesgo ya lo corremos de todas formas, ¿no sería mejor intentar transformarlo en inspiración y crecimiento?. No tengamos miedo a cambiar las cosas y a pensar que las cosas pueden ser mejor de lo que vinieron. Tenemos en nuestras manos la posibilidad de apostar hacía donde nosotros estemos dispuestos a llegar.
José Lorenzo Moreno López
José Lorenzo Moreno López
Maravillosa reflexión, que suscribo por completo. ¿Por qué nos da tanto miedo ese riego parcialmente controlado (me refiero al que se asume de forma consciente y argumentada?. Como tan bien señalas, con la asunción del riesgo tienes al menos el 50% de posibilidades de ganar, de mejorar, de evolucionar.
ResponderEliminarY si pierdes, ya habrás aprendido una buena lección de futuro.
No hay nada peor que no hacer nada Myriam. Es un atrevimiento responsable, y ¡¡obligado!! Al fin y al cabo, tal y como dices, no hay nada mejor, si no puede ser lo que nos proponemos, que una buena lección de futuro.
ResponderEliminarNuevamente gracias por tus comentarios. Un saludo.