Ante momentos como el actual, o ante cualquier otro que en el futuro se pueda presentar, de una alta complejidad, y de un elevado nivel de dificultad, tenemos dos opciones: No permitir que la circunstancia nos paralice, y ocuparnos de ella, con sensatez, responsabilidad, compromiso y determinación, o dejar que sea la propia situación la que lleve las riendas y se ocupe de nosotros. Si optamos por la primera, nosotros estaremos al mando. Si elegimos la segunda, ella tendrá el poder. Optar por la primera significa apostar claramente por la momentánea incomodidad que supone aplicar esfuerzo sobre algo que no depende exclusivamente de nosotros, y cuyos posibles resultados positivos desconocemos. Ese esfuerzo no siempre será placentero, ni nos permitirá ver grandes avances a corto plazo, aunque no invertir nuestra energía en él tan sólo nos llevaría a la incomodidad que supondría tener que hacer lo que alguien, personas, o algo, situaciones, nos vayan dictando en cada momento. Te...