Esperar que todos los momentos que vivimos sean excepcionales no sería muy real. Aprovechar cada uno de esos instantes para que a nosotros nos resulten fantásticos si que es posible. Y es que la vida nos pone por delante, uno tras otro, infinidad de momentos donde tenemos que poner en juego todas las capacidades y los valores que las personas llevamos dentro. De hecho, eso mismo es lo que hace que la vida cobre sentido, y es en la posibilidad de que seamos nosotros los que hagamos de instantes normales, ocasiones extraordinarias. En el recorrido que separa un momento normal, de una ocasión maravillosa, es en el que ponemos todo lo mejor de nosotros mismos, esa capacidad de resistencia, de aprendizaje, de colaboración, de perseverancia, de empatia, de esfuerzo, etc etc, y muchas otras aptitudes y actitudes que encuentran el camino necesario para seguir desarrollándose día tras día. Si todo estuviese hecho, esto sería muy aburrido. Lo divertido está en la aventura diaria de ha...