En primer lugar te diré algo, y es que todo parte de una máxima: Si el objetivo por el que trabajamos no nos entusiasma, es porque no es nuestro objetivo. Por eso, el entusiasmo es nuestro mejor aliado. Si aún no lo conoces, a continuación te lo presento. El entusiasmo es energía, y cuando no le damos la importancia que se merece solemos disimular cambiando el enfoque de los objetivos, o incluso llegamos a intentar modificarlos, algo totalmente ineficaz, ya que, al final, cada objetivo persigue un resultado, y por tanto, lo que hay que conseguir es lo que hay que conseguir. Es por ello que intentar engañar al entusiasmo es una misión altamente complicada, y cuando intentamos hacerlo, quienes terminamos engañados somos nosotros mismos. La única opción para que el entusiasmo sea realmente efectivo es cambiando el objetivo que nos “mal ocupa” por otro que realmente nos apasione y tenga sentido para nosotros, algo que requiere de grandes dosis de coraje y determinación, y pa...