Tiene sólo cinco añitos, pero ayer, me dio una auténtica clase de liderazgo cuando después de comer, me reclamó inmediatamente para que fuésemos al baño a lavarnos las manos y los dientes. Y yo sin rechistar me fui con él, acompañándole, pero no ayudandole, porque según él, ya sabe solo. Sin lugar a dudas, me lideró totalmente, porque viéndole tan convencido no cabía otra posibilidad. En ese momento me pregunté, ¿por qué tanta insistencia?. Y me dí cuenta rápidamente, de que era un hábito que había adquirido desde chiquitín y que por eso, automáticamente le funcionaba. Y no sólo eso, sino que yo, por supuesto, tuve que hacerlo también. Había pasado de LIDERAZGO a LIDERHAZLO. Y es verdad. Cuando adquirimos hábitos mecanizamos muchas de nuestras funciones y tareas diarias. Os pondré un ejemplo muy claro y visto en otras ocasiones. Conducir. Seguro que todos recordáis cuando hicisteis las primeras prácticas para obtener el carnet. Teníamos que fijarnos en los pedales pa...