Te diré una cosa: Puedes motivarte cuando
quieras. Así de claro.
Pensarás que vengo aquí a decirte que tires
a la basura todas esas ideas viejunas que pasan por tu cabeza y que están
relacionadas con las cosas que están mal. Pues sí, a eso vengo, a romper la
buena relación que mantienes con tus excusas, y a invitarte a que centres tu
atención en todo aquello que está bien, porque valorando lo positivo, la
motivación estará siempre a tu lado, y por lo tanto, podrás motivarte cuando quieras.
Siento tener que decírtelo, aunque es así. Y
es que, la motivación no está relacionada con aquello que conseguimos, sino que
depende absolutamente de nosotros. Cuando digo que siento tener que decírtelo,
es porque hasta ahora hemos creído que esa excusa nos ha dado fenomenales resultados,
aunque por buenos que creas que han sido, tan sólo se han quedado en mediocres
y victimistas, ya que siempre intentamos establecer una relación causa efecto
entre lo que está bien, y lo motivados que podemos llegar a estar. Nada más
lejos de la realidad, porque la motivación surge desde nuestro interior, y por
tanto, eso de que es proporcional a todo lo que conseguimos, es absolutamente
falso.
Que hay cosas que salen mal, por supuesto,
que focalizando nuestra energía en ellas, no conseguiremos mejorarlas, también.
El pasado es como un chicle, cuando le hemos sacado todo el sabor, por más que sigamos
masticando, ni se recuperará, ni mejorará, simplemente estará dando vueltas en
nuestra boca hasta que nos decidamos a tirarlo.
Sin embargo, cuando ponemos todo nuestro
foco en las cosas que positivas que nos rodean, la motivación siempre aparece
porque, de repente, las cosas comienzan a cambiar. Y para eso, todos estamos
preparados, porque si echamos un vistazo a nuestro alrededor, descubriremos
que, a pesar de que haya cosas que están mal, también tenemos muchas que están bien,
y precisamente esas son las que continuamente nos invitan a despertar nuestro
agradecimiento, que es el verdadero motor que impulsa a la motivación.
Tal vez puedes llegar a pensar, que con
todas las cosas que están mal, enfocarse en aquello que está bien, es de un
alto nivel de ingenuidad. Pues te diré que no, porque si no hacemos lo segundo,
lo primero nunca seremos capaces de llegarlo a cambiar. Te pondré un ejemplo.
¿Te has dado cuenta alguna vez de que cuando algo te sale bien, de repente, y
por un tiempo, dejas de pensar en cosas negativas? Aunque me digas que no,
sabes perfectamente que es así, por lo tanto, imagínate lo que ocurriría si en
lugar de hacerlo de manera puntual, lo hicieses habitualmente. Enfocarnos en el
lado positivo de la Vida, debería ser para todos, un hábito de obligado
cumplimiento.
Centrar nuestra atención, eso si, con
responsabilidad, en las cosas que funcionan bien, nos permite despertar la
creatividad, y nos lleva a descubrir soluciones que pueden hacernos mejorar
aquello que no va tan bien, ya que pone en marcha nuestra motivación, la
conecta con nuestros objetivos y hace que nuestro compromiso sea mucho más
consistente y perdurable.
Esperar que alguien venga a motivarnos nos
haría parecer ingenuos. Sin embargo, si entendemos que la verdadera motivación
reside en nuestro interior, y somos capaces de elevarla siempre al máximo,
valorando y disfrutando de todas las cosas buenas que nos rodean, descubriremos
que la motivación es cuestión de actitud. Esa que podemos elegir continuamente,
y la única que nos permitirá mejorar cualquier tipo de situación.
Después de lo que te he contado, ya sabes
que puedes motivarte cuando quieras. A partir de ahora, la decisión es tuya.
José Lorenzo Moreno López
©jlml2019
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