Como mucho puedo comprar aquello de que un problema es una circunstancia a resolver. En eso estoy absolutamente de acuerdo, porque además aquí sí que la responsabilidad es absolutamente nuestra, ya que cuando estamos frente a uno tenemos dos opciones: La de hacerlos cada vez más grandes a través de la queja, o bien la de darle la importancia que realmente se merece y buscar en él la oportunidad que esconde. Casi siempre elegimos la primera, y ese es el verdadero problema. Perdón, circunstancia a resolver.
Antes de continuar, voy a lanzar una contundente pregunta:
¿Te gusta lo que haces?
El principal problema, o situación a resolver, radica en la respuesta a esa pregunta. Si tu respuesta es contundentemente positiva, ninguna situación conseguirá amargarte ni te será realmente complicada de superar, porque la afrontarás con entusiasmo y efectividad. Si tienes que pensarte la respuesta, más vale que empieces a buscar otra cosa, porque cada momento por poco complicado que sea conseguirá amargarte, y serás tú quien con tus pensamientos lo harás más difícil todavía. No te engañes, si es así, el problema, o situación a resolver, lo tienes tú.
¿Alguna vez te has parado a pensar si lo que estás haciendo, a lo que te estás dedicando, realmente es lo que quieres o te gustaría hacer? Somos el resultado de la suma de todos nuestros pensamientos, por lo que si el resultado de la misma son problemas, o circunstancias a resolver constantes, es porque tal vez estemos haciendo algo que no nos gusta, o en el lugar equivocado. Y esto es válido no sólo en el ámbito profesional, también en el personal.
La principal diferencia entre una persona que ve problemas, o circunstancias a resolver, constantemente, y otra que no, reside fundamentalmente en el grado de satisfacción que encuentra en aquello que tiene que hacer, incluso cuando de vez en cuando tiene que desarrollar cosas que le agradan menos, porque entiende que mucha parte de ello es responsabilidad exclusivamente suya.
Afrontando los problemas, o circunstancias a resolver, de manera positiva no conseguiremos eliminarlos de manera inmediata, aunque si que nos permitirá dos cosas: Ponernos mucho antes en marcha para solucionarlos, y sobretodo, no hacerlos más grandes, de lo que realmente son. Y todavía algo mucho más importante, hacer participes a quienes nos rodean de que todo se puede resolver, en lugar de hacerles cómplices de la pesadumbre.
Como decía aquel, si se puede resolver, no es un problema. Si no se puede resolver, tampoco lo es. Por eso, antes de elegir tus pensamientos, piensa por un momento si lo que estás haciendo en estos momentos te gusta realmente, porque a partir de ahí será cuando los positivos, o negativos, se pongan al frente.
Si tu respuesta es afirmativa, te doy mi más sincera enhorabuena, porque entonces estarás realmente ante circunstancias a resolver. En cambio, si tu respuesta es negativa, lo siento, porque ahora si que tienes un problema. Un problema que sólo solucionarás cuando tengas el valor de tomar decisiones en tu vida.
Si no te atreves a tomarlas, por más que intentes poner de tu parte para que te guste hacer lo que tienes que hacer, lo único que conseguirás será convertir en problemas, aquello que tan sólo son, circunstancias a resolver.
Y no olvidemos algo fundamental, las personas somos las emociones que continuamente reflejamos, por lo que, como un problema, o una oportunidad, así es como nos verán los demás. Elige bien aquello en que te convertirás, porque será como realmente te recordarán.
José Lorenzo Moreno López
©jlml2019
Imagen: alphawallhaven
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