Voy a contarte un secreto. Todas las mañanas cuando me
levanto, me pongo frente al espejo y me digo a mi mismo: “Lorenzo, en mayor o
menor medida, hoy seguro que vas a concretar algo”. Inmediatamente después, mi
voz interior me lanza un reto y me recuerda una cosa: “Sea lo que sea, dependerá
de ti”.
Este ejercicio puede parecer propio de alguien con un nivel
de “chaladura” mental bastante importante, y aunque no negando la mayor, puedo
afirmar con total convicción, que es un impulso motivador de primer nivel a
la hora de afrontar una nueva jornada con el mayor grado de compromiso conmigo
mismo, porque si hay algo que no vuelve jamás, y que debemos aprovechar al máximo,
es el tiempo.
Y es que todos disponemos de las mismas horas al día. Los
minutos pasarán a la misma velocidad para cada uno de nosotros. Sin embargo, al
finalizar la jornada, la diferencia la habremos marcado con lo que hayamos sido
capaces de hacer con ellos. El resumen del día, de las cosas que hayamos sido
capaces de hacer, o dejar de hacer, dependerá única y exclusivamente de
nosotros.
Concretar algo no es sólo lo que hacemos, sino también lo
que dejamos de hacer. Cuando decimos que no hemos concretado nada estamos
lanzando una excusa descomunal, porque en el no concretar entran muchas cosas,
aunque hay una fundamental: el no haber hecho nada. Por eso debemos recordar
que cuando posponemos algo también estamos concretando. Fundamentalmente el que
hemos desperdiciado, en forma de tiempo, un activo extraordinario.
Si hay alguna cosa que puede hacer que nuestra actitud
siempre esté en forma, y dispuesta para afrontar un nuevo día es saber que
durante las horas que lo compondrán nos encontraremos con alegrías, oportunidades,
retos y desafíos, por eso nuestra actitud siempre tiene que estar preparada
para afrontar cada una de las experiencias que la Vida nos pondrá por delante. Y
no sólo eso, también en nuestras relaciones, profesionales y personales,
viviremos situaciones en las que algunas personas hablarán bien de nosotros, y
otras hablarán mal. Unas nos elogiarán, y otras nos criticarán. Unas nos apoyarán,
y otras se opondrán. Unas nos seguirán, y otras nos ignorarán.
En cualquier caso, siempre habrá algo seguro. Cómo respondamos a cada una de esas situaciones siempre, siempre, siempre, siempre,
dependerá completamente de nosotros. Por eso, hacernos esta reflexión antes de
afrontar una nueva jornada, nos permitirá responder de la mejor manera posible.
Y en este caso, nuestra mejor aliada, será nuestra actitud.
Cada mañana tenemos dos opciones: Dejar pasar el día,
desaprovechando el regalo del tiempo, escondiéndonos de todo y de todos para no
tener que, supuestamente, concretar nada, y delegando nuestra Vida en manos
ajenas, o por el contrario podemos decidir aprovechar cada día al máximo, concretando
siempre algo, y disfrutando de la maravillosa experiencia que es estar vivos,
sabiendo que al final nadie vivirá nuestra Vida mejor que podremos hacerlo
nosotros mismos.
Por eso, no dejes que nadie te cuente ninguna “milonga” en
forma de “es que no tengo tiempo”, e invítale, al igual que hago yo contigo
ahora mismo, a que todas las mañanas “desperece” su actitud, se ponga frente al
espejo, y se recuerde en tono afirmativo que: “Hoy voy a concretar algo positivo. Hoy voy a aportar valor"
Si lo haces, puedo asegurarte que, cuando hagas resumen una
vez finalizada la jornada, con absoluta satisfacción podrás decirte que el día
ha merecido, no la pena, sino toda la alegría. La verdadera alegría del tiempo
bien aprovechado, y de la Vida realmente disfrutada.
José Lorenzo Moreno López
©jlml2019
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