Hay una cosa muy clara. Un Líder real trabaja por la Excelencia y por hacer que las cosas sean tan perfectas como sean posibles. Para ello, siempre tiene en cuenta una premisa, y es que es para que realmente lo sean, parte de la base de que ya lo son, y por eso se convierte automáticamente en diseñador de esos momentos futuros, con los “patrones” que el presente le pone por delante.
El momento es el que es, y eso mismo es lo que le permite tener una perspectiva mas amplia en relación a como podrá ser, y a como aprovechar las oportunidades que esos mismos instantes le están brindando.
Y son perfectos, porque si algo va mal, está aprendiendo una lección, la de que hay que hacer las cosas de forma diferente, y si le va bien, le permite reforzar las acciones que está llevando a cabo para que sigan marchando igual.
Sabemos que un Líder real tiene que tener una marcada actitud positiva, pero no por ello debe ser ingenuo y ocultar la realidad, sea cual sea, y no todo lo que ocurre en un momento determinado es como debería ser o como el querría que fuese.
La actitud positiva sin embargo le sirve para ponerse en marcha y revertir la situación, cosa que en la mayoría de las ocasiones es suficiente, no tanto para alcanzar de manera plena el resultado de manera rápida, pero si como para cambiar la tendencia y enfocarse de manera clara hacía su realización.
Un Líder sabe buscar el lado positivo a cada momento, porque entiende que ese mismo momento le llevará hacia otro más. Y el siguiente le conducirá al que va después… y así, una y otra vez.
¿Y porqué debemos hacerlo así? Muy fácil. ¡¡Porque siempre ha sido así!! Y es que, os invito a recordarlo, en muchas ocasiones las cosas no eran perfectas, pero al fin y al cabo, hemos salido de ellas y hemos llegado hasta el momento en el que nos encontramos actualmente.
Esta es de las pocas veces en las que un Líder aplica lo de que “siempre ha sido así”, cosa que como sabemos no hay que aplicarla en demasía porque corremos el riesgo de paralizarnos y quedarnos estancados en pensamientos y prejuicios tan “viejunos” como obsoletos y que no nos permiten adaptarnos a los cambios de manera efectiva.
Tenemos la oportunidad de diseñar cada momento, de darle valor, agregarle entusiasmo, irradiar alegría. Seamos capaces de recordar que no siempre todo ha sido perfecto, pero aún así, hemos llegado hasta aquí.
Por eso, y no solo como Líderes, sentir agradecimiento, que no resignación, respecto a lo que tenemos y hemos conseguido, nos reforzará positivamente para seguir adelante, ya que el motor de ese agradecimiento enciende la chispa y la energía de la alegría, que comenzará a fluir de inmediato a nuestro favor, y nos capacitará para seguir creando momentos excelentes futuros en base a los instantes presentes que afrontamos.
Cualquier momento es bueno, adaptémonos a ellos con la convicción absoluta de que podremos hacer que sean los mejores, y automáticamente estaremos diseñando un futuro pleno de excelencia y de instantes magníficos que marcarán una verdadera diferencia positiva.
José Lorenzo Moreno López
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