Cuando decimos que un
Líder debe tener la capacidad de manejar los tiempos, tendemos a hablar sobre
la importancia que tiene el saber organizarse y organizar a los demás, saber
priorizar para separar lo importante de lo que no lo es tanto y sobre todas las
cosas, hacer que el tiempo juegue a nuestro favor sabiendo que conforme seamos
capaces de distribuirlo, tendremos unos u otros resultados.
Hasta aquí todo
correcto. Sin embargo, en éste artículo, me gustaría hablar sobre otro concepto
del manejo de los tiempos, y es el que hace referencia a las personas que
componen nuestros equipos, a nuestros colaboradores, a las personas que debemos
liderar. Y no me refiero a como le distribuimos su tiempo, sino como manejamos
los tiempos respecto al desarrollo de su talento y su crecimiento. En
definitiva, como somos capaces de tratar individualmente a cada uno
de nuestros colaboradores, sabiendo que cada persona es única e irrepetible y
que, por lo tanto, debe ser tratada de manera individual.
El manejo del tiempo
es muy complejo, ya que nos genera muchas dudas de como utilizarlo y en que
momentos ir deprisa, o por el contrario, ir despacio. Vamos a ver algunos
ejemplos que tal vez todos hayamos vivido o que conozcamos y que nos harán ver
la importancia que este concepto tiene en el mundo del Liderazgo.
1... Cuando
perdemos la confianza en un colaborador.
El postergar los tiempos en muchos aspectos nos genera grandes perjuicios
por no tomar decisiones en el momento oportuno, pensando que las cosas pueden
cambiar, aunque en ocasiones el gestionar un tema con rapidez respecto a
alguien nos da a nosotros mismos la posibilidad de reaccionar a tiempo. El no
manejar los tiempos correctamente con una persona puede hacer que un problema
se "enquiste" y después la solución sea mucho más complicada y en
ocasiones traumática, ya que finalmente tomamos una decisión tardía, que sería
la que ya sabíamos que debíamos tomar desde un principio, lo que nos conlleva a
empezar de "cero", con las dificultades que eso entraña. Esto suele
pasarnos cuando nos encontramos con colaboradores que no dan todo lo que
necesitamos. Podemos preguntarnos si nosotros podíamos haber hecho más por
ellos, pero el no haber manejado los tiempos con precisión puede volverse en
nuestra contra.
"Un
líder toma decisiones, y aunque en ocasiones no sean populares o cómodas, no
significa que no deba hacerlo".
Nuestra propia
"no organización" puede hacer que buscar un nuevo pérfil para
sustituir a una persona no nos sea posible, ya que seguramente estemos
atendiendo tareas que no deberíamos hacer, por lo que nos conformamos con lo
que tenemos en lugar de buscar alguien mejor. Aquí claramente el manejo del
tiempo nos está generando una problema en el largo plazo.
2... Cuando
tenemos colaboradores con potencial de crecimiento.
Muchas veces nos encontramos con la dificultad de que no esté en nuestras
manos la capacidad de desarrollo de una persona, ya que no tenemos la
influencia sobre las tomas de decisión sobre las personas que si tienen dicha
capacidad de decisión. ¿Como manejar los tiempos aquí para que un talento en
desarrollo y con potencial que quiere avanzar y que tiene todas las cualidades
para ello no se desmotive y en lugar de seguir creciendo se estanque en la
rutina?. Llegado este punto lo mejor es ¡¡tenerles ocupados!!. Este tipo de
colaboradores no pueden "pensar", y cuando digo pensar me refiero a
tener tiempo de tener la mente en otro sitio. Debemos ser capaces de aprovechar
sus virtudes para beneficio suyo, y por consiguiente, nuestro. Hay que darles
nuevas responsabilidades en tareas en las que ellos mismos piensen, y sea
verdad, que pueden seguir mejorando.
¿Qué pecado cometemos
como líderes en algunas ocasiones?. Tratar a todo el mundo por igual, y el
"café para todos" no siempre debe ser una máxima, porque además, en
ocasiones, y casi siempre, lo que hacemos es igualar por abajo, en lugar de
intentar igualar por arriba, y todo ello por no herir sensibilidades.
3... Cuando
entra una persona nueva en la Organización
Debemos saber el tiempo que le dedicaremos a su integración y a su
formación antes de dejarle "sólo ante el peligro". Si no lo hacemos
correctamente puede que perdamos un gran talento, ya que las personas cuando no
se sienten integradas y desconocen lo que tienen que hacer, parecen peores de
lo que son. Pero la culpa no es suya, sino nuestra como Líderes, por no haber
sabido manejar bien los tiempos.
Otro ejemplo también
sería cuando tenemos una urgencia en el corto plazo. Aquí también es importante
manejar bien los tiempos, ya que tal vez sea más eficaz diseñar una estrategia
en la que hasta que encontremos la persona adecuada o formemos a alguien con
nivel para ese puesto, podamos ocuparnos entre todos de cubrir ese hueco. Para
eso también sirven los colaboradores con potencial, ya que en la mayoría de
ocasiones pueden hacerse cargo de esa tarea. Muchas veces se termina
promocionando rápidamente a alguien que por no haberlo madurado bastante le
hacemos, y digo bien, le hacemos fracasar.
Podemos seguir
poniendo ejemplos, aunque seguro que a vosotros se os ocurren muchos más. Lo
cierto es que el manejo de los tiempos es un arte fascinante y complicado,
porque nos obliga a conocer a la perfección a cada uno de nuestros
colaboradores, sus necesidades, nuestras necesidades, y sobre todo la cadencia
con la que debemos tratar a cada uno de ellos.
Eso si, para manejar los tiempos de los demás, debemos asegurarnos que
manejamos bien los nuestros, y que no estamos perdiendo nuestro
tiempo resolviendo asuntos menores que lo único que nos puede reportar es
no dedicar el tiempo y la atención necesaria para manejar las
"manecillas" del talento que cada uno de nuestros colaboradores lleva
dentro.
José Lorenzo Moreno López
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