En el ámbito personal encontramos un sinfín de ejemplos. Uno de ellos, y muy recurrente sería el de la dieta. ¡¡"Me he puesto a dieta, me he puesto a dieta"!!, como si publicarlo o gritarlo a los cuatro vientos nos fuese a dar resultado. El fin no es ponernos a dieta, el fin es entender que si nos cuidamos, nuestro cuerpo estará mejor.
Si lo entendemos así, estaremos convencidos de lo que hacemos, y entonces, el hábito pasará a un segundo plano. El convencimiento se hará presente, y dará lugar a una serie de pautas que seguiremos de manera natural, una vez entendido el porqué del beneficio que podemos obtener.
En el mundo laboral ocurre igual. Hacemos cosas por obligación. Y cuando algo se hace por obligación, por mucho hábito que nos impongamos, el recorrido de la acción siempre es muy escaso.
Se puede decir que el hábito podría darnos resultados en el corto plazo, mientras que el convencimiento nos lo dará casi con toda seguridad en el largo plazo.
Claro que hay cosas que tendremos que hacer y que nos gustará realizar menos que otras. La clave está en buscar el lado positivo de cualquiera de esas cosas, para así transformarlas en una oportunidad, en lugar de verlas como un problema.
Un hábito no es más que un acto mediante el cual nos obligamos a realizar alguna tarea que no nos gusta hacer. Ni más ni menos. Y ¡¡ojo!!, que tiene su mérito, porque aún así tampoco es fácil hacerlo.
Por eso no hay nada más importante que auto convencernos de la importancia que tiene realizar cada tarea, sea cual, para así no tener que hablar de hábito, sino de convencimiento.
Si creemos que una acción tendrá una consecuencia positiva, la realizaremos porque veremos más allá del simple acto. Visualizaremos la importancia que tendrá conseguirlo, y entonces será mucho más fácil ponerla en marcha. Estaremos convencidos de que el resultado merecerá la alegría, y eso hará que actuemos con naturalidad, y no forzados a través de hábitos que antes o después, terminaremos abandonando, en cuanto veamos que no obtenemos resultados inmediatos.
Si pasamos nuestra Vida atados a incalculables hábitos, estaremos perdiendo la verdadera esencia de la misma. Siendo conscientes, y estando convencidos de lo que queremos y de las consecuencia positivas que recibiremos, nos pondremos en marcha hacía las mejores realizaciones, las cuales seremos capaces de alcanzar de manera natural, porque habremos tenido el mejor de los hábitos, que no es otro que nuestro propio convencimiento.
José Lorenzo Moreno López
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