Tiene sólo tres añitos, pero ayer, me dió una auténtica clase de liderazgo cuando después de comer, me reclamó inmediatamente para que fuesemos al baño a lavarnos las manos y los dientes. Y yo sin rechistar me fuí con él, acompañandole, pero no ayudandole, porque según él, ya sabe solo. Sin lugar a dudas, me lideró totalmente, porque viendole tan convencido no cabía otra posibilidad.
En ese momento me pregunté, ¿por qué tanta insistencia?. Y me dí cuenta rapidamente, de que era un hábito que había adquirido desde chiquitín y que por eso, automaticamente le funcionaba. Y no sólo eso, sino que yo, por supuesto, tuve que hacerlo también. Había pasado de LIDERAZGO a LIDERHAZLO.
Y es verdad. Cuando adquirimos hábitos mecanizamos muchas de nuestras funciones y tareas diarias. Os pondré un ejemplo muy claro y visto en otras ocasiones. Conducir. Seguro que todos recordais cuando hicisteis las primeras prácticas para obtener el carnet. Teniamos que fijarnos en los pedales para ver cual era el que teniamos que utilizar, o echar un vistazo a la palanca de cambios para ver cual había que poner en cada momento. Ahora seguro que para todos los que conducimos es una cosa natural, y todo tan simple porque lo hemos convertido en hábito.
Podriamos deducir de todo esto que, el incorporar hábitos positivos en nuestro día a día, nos facilita la ejecución eficiente de muchas de nuestras funciones, sin apenas darnos cuenta.
Yo, en cierto modo, discrepo de la incorporación de hábitos continuamente. No porque no den resultado, sino porque el crearnos hábitos nos obliga a realizar en cierta medida, cosas de las que no tenemos interés en realizar. ¿De otro modo que sentido tendría crear hábitos?.
Toda creación de un hábito positivo pasa por la CREENCIA REAL de que haciendo algo mecanicamente conseguiremos un resultado. Si un fumador cree realmente que en lugar de encenderse un cigarro después de comer, el crearse un hábito positivo de comerse un caramelo redundará positivamente en su salud, lo hará sin ningún problema. Otra cosa es que tenga que crearse un hábito desagradable en éste caso porque se lo ha dicho el medico, como sería comerse un caramelo cuando realmente lo que le apetece es fumarse un cigarrillo.
Por tanto, podemos deducir que no existe ningún hábito que funcione con más eficacia que el que viene desde nuestras propias creencias internas. Ninguna imposición convertida en hábito funciona a largo plazo, porque siempre encontraremos una excusa para desistir de él. Un hábito positivo no es más que la creencia de que a través de él tendremos la posibilidad de encontrar un resultado positivo. El hábito es el camino.
Ahora me pregunto, ¿qué procedimiento con tan sólo tres años ha incorporado mi hijo para lavarse las manos y los dientes después de comer todos los días?. Ya lo tengo, la insistencia de mi mujer día a día. Desde ese mismo momento pensé, ¿porqué no aplico el mismo sistema que aplica mi mujer con mi hijo y lo incorporo a todos mis nuevos propósitos?. Porque tan sólo la PERSISTENCIA, la PERSEVERANCIA y la CONSTANCIA, consiguen grabar en nuestras costumbres los hábitos positivos que necesitamos instalar en nuestras vidas para conseguir los mejores resultados.
Y aquí sigo, intentando crear hábitos positivos desde la creencia de que son el camino hacía el exito, al igual que mi mujer (con mi poca ayuda por la distancia) se propuso un día con la educación de nuestro hijo. Gracias Pilar.
Si Lorenzo. Tienes razón. Un hábito se suele crear cuando tenemos que hacer algo que no queremos hacer. Solamente estando seguros de lo que queremos conseguir, los hábitos tienes sentido.
ResponderEliminarGracias por tu comentario Israel. Es cierto, de lo contrario ¿que sentido tendría crear un hábito?. Ya lo hariamos de forma natural. De todos modos, debemos de ser capaces de inculcar hábitos siempre a través de la creencia de que haciendo algo en concreto, conseguiremos algo a cambio. Y siempre algo que nos entusiasme y que realmente nos llene. Un saludo.
ResponderEliminarGenial Lorenzo.No dejas de sorprenderme.Saludos desde Malaga.
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