Creer. Palabra corta, pero de gran valor. Creer. Parece fácil. Seguro que todos decimos que lo hacemos. Creemos en nuestros amigos, creemos en nuestra familia, creemos en nuestros equipos. Pero, ¿creemos de verdad?. La validez de la palabra no está en decirla, está en creerla. ¡¡Vaya, acabo de decir que creo!!.
Cuando en el ámbito laboral decimos que creemos en los miembros de nuestro equipo, estamos haciéndonos participes y responsables de sus decisiones y acciones. Por eso, nuestra labor es fundamental ya que debemos ser capaces de transmitir la formación, los conocimientos y nuestras experiencias a cada una de las personas que están a nuestro alrededor. No podemos pretender que una chimenea nos dé calor, sin antes haberle puesto leña.
Y eso es lo que nos pasa en muchas ocasiones. Desistimos y juzgamos a las personas sin haberles dado todas las herramientas necesarias para que den lo mejor de si mismas. Seguro que en algunas ocasiones no tenemos tiempo, aunque esta excusa, a nivel gerencial no vale, ya que si un mando o directivo culpa a la escasez de tiempo de sus resultados es que tal vez tenga un problema, y es que no haya sabido priorizar. Tal vez sea más fácil cambiar que invertir tiempo y conocimiento. ¿No será por nuestra propia comodidad y temor?.
Si, temor. Muchas veces sentimos miedo y pensamos que los demás no serán capaces de realizar lo que nosotros pensamos. Tenemos miedo a exponernos. Cuando uno se expone puede recibir cualquier cosa, eso es lo que hace a la vida tan maravillosa. Vivimos y nos exponemos. Caemos en la trampa de confundir lo que es la delegación y lo que hacemos es en lugar de hacer cosas a través de otros (lo que es la delegación en estado puro), pedimos que otros hagan lo que a nosotros no nos gusta hacer.
Hay que creer en nosotros mismos, pero también en los demás. Son ellos los que nos impulsan y nos llevan a la realización de nuestros objetivos. Cuanto más creamos, cuanto más dispuestos estemos a darles, cuanto más deseemos que nuestro entorno sea el mejor, cuándo creamos de verdad y no sólo lo digamos, más encaminados estaremos a la excelencia.
Todos necesitamos confianza, ¡¡yo también!!, y es reconfortante saber que quien está a tu lado, quien te guia, quien está dispuesto a tu crecimiento, cree en tí.
A partir de ese momento, el éxito estará a nuestro alcance.
Cuando en el ámbito laboral decimos que creemos en los miembros de nuestro equipo, estamos haciéndonos participes y responsables de sus decisiones y acciones. Por eso, nuestra labor es fundamental ya que debemos ser capaces de transmitir la formación, los conocimientos y nuestras experiencias a cada una de las personas que están a nuestro alrededor. No podemos pretender que una chimenea nos dé calor, sin antes haberle puesto leña.
Y eso es lo que nos pasa en muchas ocasiones. Desistimos y juzgamos a las personas sin haberles dado todas las herramientas necesarias para que den lo mejor de si mismas. Seguro que en algunas ocasiones no tenemos tiempo, aunque esta excusa, a nivel gerencial no vale, ya que si un mando o directivo culpa a la escasez de tiempo de sus resultados es que tal vez tenga un problema, y es que no haya sabido priorizar. Tal vez sea más fácil cambiar que invertir tiempo y conocimiento. ¿No será por nuestra propia comodidad y temor?.
Si, temor. Muchas veces sentimos miedo y pensamos que los demás no serán capaces de realizar lo que nosotros pensamos. Tenemos miedo a exponernos. Cuando uno se expone puede recibir cualquier cosa, eso es lo que hace a la vida tan maravillosa. Vivimos y nos exponemos. Caemos en la trampa de confundir lo que es la delegación y lo que hacemos es en lugar de hacer cosas a través de otros (lo que es la delegación en estado puro), pedimos que otros hagan lo que a nosotros no nos gusta hacer.
Hay que creer en nosotros mismos, pero también en los demás. Son ellos los que nos impulsan y nos llevan a la realización de nuestros objetivos. Cuanto más creamos, cuanto más dispuestos estemos a darles, cuanto más deseemos que nuestro entorno sea el mejor, cuándo creamos de verdad y no sólo lo digamos, más encaminados estaremos a la excelencia.
Todos necesitamos confianza, ¡¡yo también!!, y es reconfortante saber que quien está a tu lado, quien te guia, quien está dispuesto a tu crecimiento, cree en tí.
A partir de ese momento, el éxito estará a nuestro alcance.
José Lorenzo Moreno López
Imagen: Clipartkid.com
Tienes más razón que un santo, que se suele decir. En mi experiencia, los gestores que dicen muchas veces que confían/creen en su equipo, no suelen ser sinceros. Son sinceros cuando revisando los buenos resultados, hacen esa referencia. Los que empiezan su discurso con ese mantra, suelen mostrarse falsos, lo utilizan como una frase aprendida. No tiene verdadero valor para ellos. Para conocer el verdadero valor del equipo que trabaja para ti debes hacerte la pregunta, ¿Debo contratar gente mejor que yo si está en mis manos? Haz esa pregunta a los directivos y en su respuesta encontrarás el verdadero grado de Fe en sus equipos.
ResponderEliminarMuchísimas gracias Pablo por tu genial y acertadisimo comentario. ¿Sabes una cosa? Tú si que tienes mas razón que un santo!!
EliminarUn afectuoso saludo.