Una de las cualidades que debe atesorar un lider de hoy en día es la adaptación al cambio.
Cuando dirigimos un equipo debemos tener en cuenta que tenemos que tener la mente abierta a cualquier tipo de suceso o noticia, ya que eso será entendido como novedad, y la novedad nos encamina al cambio.
El cambio es la esencia de la vida. Nos permite regenerarnos intelectualmente y profesionalmente. Nos abre las puertas a nuevas oportunidades.
Por eso, el desarrollar la iniciativa en nuestros equipos nos permite estar centrados en como diseñamos la estrategia que nos permita cambiar. Si no hemos desarrollado esa iniciativa en nuestros colaboradores, nos estamos boicoteando a nosotros mismos, ya que, cualquier problema que exista en nuestra organización deberemos solucionarlo en primera persona, ya que de lo contrario, el supuesto problema cambiará de manos sin que nadie sepa solucionarlo hasta que finalmente llegue a nuestras manos, con el agotamiento mental que nos producirá y que hará que el cambio real que tal vez debamos afrontar lo veamos como un desafio irrealizable.
En el trayecto de camino al trabajo se me ha ocurrido una frase que creo que refleja la dificultad que entraña la adaptación al cambio:
"Mucha de nuestra resistencia al cambio viene precedida por el agotamiento mental que nos produce la no definición y ejecución exacta de nuestras tareas".
Si pensamos que somos fantasticos porque todos los días resolvemos el mismo tipo de problemas estamos muy equivocados. Seremos efectivos en el momento en que seamos capaces de resolver situaciones nuevas.
Para estar abierto al cambio, nuestra mente debe estar despejada de las rutinas del día a día, porque esas situaciones debemos haber sido capaces de delegarlas a nuestros colaboradores. Para ello debemos plantearnos una pregunta: ¿Sé que es lo que estoy haciendo?.
Parece facil de responder, pero no lo es tanto. Saber que estoy haciendo significa tener claros mis objetivos personales y profesionales, los que después nos harán marcarnos estrategias que parten de la base de creer en nosotros, creer en los demás, fomentar el desarrollo y la toma de decisiones de nuestros equipos, así como sus habilidades y competencias, y una que es fundamental y para la que todo el mundo no está preparado: Delegar.
Parece facil de responder, pero no lo es tanto. Saber que estoy haciendo significa tener claros mis objetivos personales y profesionales, los que después nos harán marcarnos estrategias que parten de la base de creer en nosotros, creer en los demás, fomentar el desarrollo y la toma de decisiones de nuestros equipos, así como sus habilidades y competencias, y una que es fundamental y para la que todo el mundo no está preparado: Delegar.
Considerarnos lideres y tener miedo a delegar es una incongruencia en si mismo. Si eso ocurre debemos replantearnos nuestras creencias.
Repasemos el tiempo que dedicamos al día a pensar en los cambios, a planificar objetivos, a dedicarle espacio a la creatividad. Si después de repasar vemos que no tenemos tiempo para ello, porque nos pasamos las horas solucionando los problemas del día a día, un día tras otro, tendremos que pensar que la efectividad gerencial que aportamos a nuestra organización puede verse debilitada, ya que nuestros talentos como lideres estarán agotados y desperdiciados.
La pregunta que nos haremos será: ¿Cómo puedo pensar en cambios y estrategias, con la cantidad de veces que llaman a mi puerta?. Y no nos equivoquemos, la mayor verdad de todas es que cuantas menos interrupciones tengamos al día, es porque mejor estamos haciendo nuestro trabajo. Recordar que nosotros no tenemos que hacer el trabajo de los demás. Lo que tenemos que hacer es estar siempre disponibles cuando ellos nos necesiten. Y muchas veces hacemos lo contrario, estamos tan cansados de hacer su trabajo, que cuando quieren que les escuchemos les cerramos la puerta. Es curioso, ¿verdad?.
En fin, yo voy a seguir confiando, creyendo, delegando, e intentado hacer mejor a todos los que me rodean, por dos cosas fundamentalmente. La primera es que cuanto mejor sea mi equipo, mejor seré yo mismo, y la segunda, porque quiero que el cambio me encuentre disponible.
Hola Lorenzo. Curiosa reflexión. Nunca me lo había planteado así. Es verdad que cuando me doy cuenta algunas veces de lo que termino haciendo al día, me enfado conmigo mismo. Tengo que saber parar. Te llamo y me cuentas como por favor. Saludos.
ResponderEliminarQué tal Pablo?. Gracias por tu interés en el blog. Es cierto lo que dices. A veces sin darnos cuenta nos metemos en unos bucles interminables de trabajo que en lugar de beneficiarnos, nos perjudica. Lo malo de todo ello es pensar que eso nos aporta algo. Si tenemos una necesidad, podemos cubrirla puntualmente, pero si eso lo hacemos todos los días, esa necesidad se vuelve rutina, mientras que ese tiempo deberiamos emplearlo en parar y pensar como solucionamos esas situaciones. Llamame cuando quieras. Un saludo.
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